Pintor de lo imaginario, Francesco Santoro tiene el don de trasmitir a sus obras un valor gnoseológico, recuperando el ardor cognoscitivo del “simbolismo” para revelar la realidad, no como se presenta sino como ella es en su real esencia. En las obras de Santoro el sujeto abre su ojo secreto dirigido a sondear los confines misteriosos y ocultos de las psiquis.
El extraordinario talento Santoro lo coloca en una esfera aparente de íntimo surrealismo, en donde toma consistencia mágico dinamismo que analiza, a través un sutilísimo hilo, los impulsos del subconsciente, llevándolos a revelarse en la real verdad de las cosas.
De éstas revelaciones emergen unas exuberancias antiguas donde mito y poesía realizan una encantada animosidad de las formas clásicas retomadas magistralmente, elevando al artista a señor encontratado de lo Bello estético. |